He mantenido la denominación que usa Quirós en su crónica, que concuerda con la de la época; para los españoles todos estos nuevos territorios son “las Yndias” y los nativos son “indios”, denominaciones que mantendrán a pesar del paso de los siglos y la popularidad de otros nombres. La verdad es que son curiosas desde nuestro punto de vista, en varias ocasiones hay incidentes con víctimas mortales producto de malinterpretaciones en cuanto a comportamientos diversos. Sin embargo esto no parece impedir nuevos acercamientos. También choca la diferencia de aspecto entre los originarios de unas islas (Isabel Barreto le pide a una habitante de las Marquesas que le deje un mechón de pelo, porque le llamó la atención su color rubio) y los de otras (los de Santa Cruz son todos morenos), y la similitud de costumbres, aunque supongo que a los españoles se les pasarían los detalles más sutiles. Así como los polinesios les regalan comida (sea por miedo o amistad), los filipinos que ya saben de qué va la cosa, la venden. La crónica es muy interesante.
La descripción de Mendoza me recuerda a rasgos de Cortés, educado y cruel. Este punto de crueldad creo que era bastante común en la Europa del siglo XVI, aunque por supuesto había grados y disparidad de opiniones.
Ah, y muchas gracias por los elogios.